12 de septiembre. Tim Cook saltó decidido al escenario y encandiló a los asistentes con la nueva generación del mítico smartphone de la casa: había llegado el iPhone 5. El heredero del legado del iPhone llegó al mundo con un considerable rediseño en lo referente al hardware del equipo: más ligero, más fino y con una pantalla ligeramente más larga (que no más ancha), el iPhone 5 continuaba una saga de móviles que ostentan los índices de satisfacción más elevados del mercado y que siguen vendiéndose como churros.
Dicho de otra manera, se ha preguntado a los encuestados sobre la intención de compra del próximo smartphone y por primera vez, los usuarios actuales del iPhone han mostrado un menor interés por renovar su equipo con otro de la casa. Con todo, lo llamativo del dato reside en realidad en la tendencia, puesto que las cifras de fidelidad al modelo siguen siendo muy altas: así, un 88% de los europeos propietarios del dispositivo de Apple aseguró el año pasado que repetiría, frente a un 75% que lo haría este año. Como ven, el índice de fidelidad es muy elevado, pero también lo es el declive que podría hacer saltar la alarma en la sede de Apple.
¿Se ha quedado iOS anticuado?
Pero el desgaste podría no ser sólo motivado por lo apuntado, sino que los rivales aprietan cada vez con más fuerza. Android sigue creciendo a pasos agigantados y Jelly Bean representa el máximo exponente de una plataforma que apuesta por la innovación en cada nueva versión. Microsoft también se la juega con Windows Phone 8, un sistema operativo que supone otro soplo de aire fresco en un mercado acostumbrado al pulso entre dos rivales. Y falta por ver cómo reacciona el mercado ante el esperado BlackBerry 10, que llega, como saben, a comienzos de 2013.